¿Sexo sin amor?

09.07.2012 23:17

 

Las opiniones son muchas, y tan diferentes... Pero la opción ha de ser tuya. 
 ¿Es necesario estar enamorada y que él lo esté para vivir una pasión sin límites? No siempre amamos a quien deseamos, ni deseamos a quien amamos. Y esto a veces crea un cierto mal de conciencia. 
 La problemática del sexo, como fuerza irrefrenable, ha pasado del más severo de los controles a la más bella de las satisfacciones. Muchas veces el camino hacia el sexo es lo más parecido a una carrera de obstáculos, pero esta vez, morales. Y es que a veces parece que el amor da al sexo una especie de cubierta ética que hace que la vida sexual pueda vivirse sin culpas. 
 
 Esa moralidad está constituida por un conjunto de normas que nos dicta lo que está bien hacer y lo que está mal. "Definitivamente está mal tomar al otro como objeto sexual", nos dictan las convenciones culturales y sociales. Pero llegado el momento de la intimidad ¿quién podría afirmar si es sujeto u objeto de deseo? ¿No se es, acaso, las dos cosas al mismo tiempo? 
 
 El deseo por lo que está por venir 
 
 Dejarse seducir es un pasaporte a la aventura. Como todo viaje a lo desconocido, implica riesgos y limitaciones a las que una se expone. Abandonar el miedo y dejarse conducir por los territorios inexplorados del erotismo, propio y ajeno, es posible tanto entre un matrimonio como entre un hombre y una mujer que se acaban de conocer. 
 
 El deseo aparece cuando no se conoce lo que está por venir. Descubrir el secreto que se esconde debajo de los atuendos cotidianos es una invitación al placer. Es tomarse vacaciones de la realidad, y dar lugar a las fantasías. Cuando se produce un encuentro con un desconocido 
 lo previsible queda absolutamente de lado, nada sabemos de ese otro: sólo que nos resulta atractivo y nos provoca ese "extraño cosquilleo". ¿Quién pude negar la jovialidad que imprime en nuestro ánimo sentirse deseado por la persona que nos gusta? Se necesita un poco de suspenso, aceptar el desconocimiento de esa "verdad" que será revelada en unos momentos. Esperar con ansias el instante de la revelación, de la experiencia mística de lo extraño.
 
 Vivir un sexo divertido 
 
 La sexualidad en la mayoría de las personas es vivida con solemnidad. ¿Por qué?, ¿Acaso el placer no aporta felicidad y, como todo lo que nos hace felices, también nos da alegría? Vivir el sexo como algo divertido, es algo que no todas las personas se permiten. El cuerpo es la primera posesión que cada ser humano tiene desde el momento que nace, la más natural y la más legítima. Por medio de la sexualidad y del uso que hacemos de ella, nos estamos haciendo dueños de nosotros mismos. 
 Después de la llegada de Freud y su invención del psicoanálisis en plena época victoriana, la sexualidad comienza a tomar para el ser humano un ámbito mucho más amplio que el de las grandes convenciones morales o el de los más liberales de los pensamientos. Desde esta mirada no podemos dejar de lado que algo del orden de lo afectivo está en juego en cualquier encuentro, aún en el más fugaz. El cuerpo de cada uno no es sólo un mapa físico, también conlleva todas las sensaciones y vivencias que dan lugar a quienes somos.

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